8 de diciembre de 2008

I read the news today, oh boy




El recuerdo de fechas significativas corre el riesgo de ser superfluo, incluso vacío, si se torna simple decantación de vanas idolatrías iconográficas, si pretende trascender o ignorar la profunda humanidad de la obra de un artista. En una situación semejante, el nuevo beato pasa a ser alguna clase de figura metafísica, suprahumana, pero a la vez vergonzosamente transcripta a una mera caricatura en el frente de una remera.

Propongo prescindir de trilladas apologías, odas, elegías, y apegarnos a homenajes más cercanos. Lejos quedó el sueño del Verano del Amor, lejos las ilusiones de una música que pudiera cambiar el mundo, lejos los ideales de reencontrarse con un paraíso mil veces perdido; hoy sabemos que todo aquello fue tanto engaño como necesaria ilusión. Pero no desaparecen -no mientras conservemos el último rastro de candidez- ni las ideas ni la esperanza compartidas, patrimonio de los jóvenes de los soleados '60 tanto como nuestro: John simplemente fue uno de estos jóvenes. Que, además, compuso y cantó canciones que no sólo reflejaron como pocas un tiempo y sus inquietudes y algunos grandes temas de valor universal, sino que, sobre todo, no han dejado de ser aplastantemente hermosas.

Qué mejor, pues, que dejar que las canciones se hundan, una vez más, bajo la piel, y recordar a John Lennon -el hombre- como su autor.



Mind Games (1973)





Yer Blues (con algunos tipejos cualunques)





#9 Dream (1974)





Happiness Is A Warm Gun (1968)