26 de agosto de 2008

Un primer intento fallido

Sigue un texto que escribí a comienzos de este año. De más está consignar aquí que, más allá de las continuas revisaciones y correcciones que ha sufrido, comparte el estigma de cualquier creación humana, es decir, no puede -no debe, quizás- ser definitivo. La caracterización de "fallido" que elegí no encuentra su razón en este ineludible hecho, sino más bien en mi profunda inconformidad para con la concreción que di a una idea que, en mi extraviada cabeza, amenazaba con ser interesante. Así pues, a no demorar más aquello que la inmediata, despreocupada y fugaz percepción informática -que el formato blog apadrina- hace imposible realmente de retrasar. (Sólo una tentativa más de resistencia pacífica: Luego de mi ejercicio cuentístico, me atrevo a deleitarlos con una pieza literaria de infinita mayor valía del gran -casi único- poeta del rock.)


El Poeta


Estaba el poeta postrado, meditabundo, sobre su frágil roca de reflexión. Un arrebato de inseguridad inquietante lo había poseído por un terrible momento, y los rastros de este furor aún desasosegaban su ser todo. Aquellos segundos habían sido, no cabía en ello duda alguna, los más maravillosamente atroces que su memoria había vivido: tal como la crecida de un río arrastra a su paso, inclemente, la verde hierba, en ocasiones arrancándola de cuajo y dejando en su lugar yerma arena, entendimiento y razón habían sido arrollados por un sentimiento de incontenible furia. Furia, en efecto, y horror descarnado, que atacaba sus músculos, paralizando sus articulaciones y tomando control sobre sus nervios; impidiendo reacción cualquiera, socavando toda posibilidad de reponerse y, de modo particularmente violento, desviando su mente hacia el espanto mismo, del que en consecuencia no le era permitido huir, al que por ello debía contemplar acabadamente en su nefasta brutalidad. Todo el poder de la razón humana enfrascado en la sola labor de cegarse con la visión completa de su máximo agresor, no más que supliciado al que se obliga a mantener la vista fija en el incesante y cruel accionar de su torturador. Significaba aquello mirar a los ojos a la lívida cara del miedo; la imagen más vívida jamás imaginada, el interrogante más glorioso alguna vez concebido, depositado en su yo como el águila que se encumbra en el pico del risco para desde allí admirar el abismo que se cierne bajo ella.

Y sin embargo, así como la imperial ave, que desafía al vacío, pero también se sirve de él para ampliar su apreciación de la vastedad que la rodea, aquel sentimiento de inenarrable potencial devastador, aquel interrogante de proporciones inabarcables por la inefablemente limitada condición del hombre, alcanzaba súbitamente otras dimensiones: se tornaba en una apertura a lo inexplorado, en un ensanchamiento diametral del horizonte, una inesperada acumulación de posibilidades antes siquiera cantadas por la inspiración del más osado de los poetas. La eterna pregunta resonaba, imponente, impertérrita, ocultándole los latidos de su propio corazón, y se alzaba a las extremas alturas, descubriendo terrenos desconocidos de los que, a su vez, se desprendían numerosas otras preguntas. Y con cada uno de estos nuevos interrogantes, el original adquiría proporciones más intensas, más insospechadas, más siniestras.

Así, el poeta vino a caer en la cuenta de que la incógnita era su propia respuesta y de que la resolución estaba ya en el inicio, en su formulación misma; el origen de aquel vivo sentimiento que lo había embargado era, también, su consecución final. Cayó en la cuenta, también, de que todos los verdaderos poetas habían llegado, como él, a este postrer instante de comprensión universal. Entendió lo absurdo de pretender alcanzar una verdad última, cuando ésta se encuentra, desde el principio, en el hecho de que no hay tal verdad, no hay sino el camino hacia ella. Comprendió, por último, que iba a morir, pero esto no lo afligió, porque este, como todo fin, era otro comienzo, y que la perfecta realización de su ser-poeta radicaba, precisamente, en que había cobrado este entendimiento, y pensó que era grato caer siendo uno con su propia muerte.



"It's All Over Now, Baby Blue" (Bob Dylan - Bringing It All Back Home - 1965)

You must leave now, take what you need, you think will last.
But whatever you wish to keep, you better grab it fast.
Yonder stands your orphan with his gun,
Crying like a fire in the sun.
Look out the saints are comin' through
And it's all over now, Baby Blue.

The highway is for gamblers, better use your sense.
Take what you have gathered from coincidence.
The empty-handed painter from your streets
Is drawing crazy patterns on your sheets.
This sky, too, is folding under you
And it's all over now, Baby Blue.

All your seasick sailors, they are rowing home.
Your empty-handed army is all going home.
Your lover who just walked out the door
Has taken all his blankets from the floor.
The carpet, too, is moving under you
And it's all over now, Baby Blue.

Leave your stepping stones behind, there's something that calls for you.
Forget the dead you've left, they will not follow you.
The vagabond who's rapping at your door
Is standing in the clothes that you once wore.
Strike another match, go start anew
And it's all over now, Baby Blue.


PD (27/08): Gracias al invalorable aporte y guía de mi querida amiga Noe, estoy en condiciones de presentarles la canción en calidad de escuchable/bajable. Qué maravilla esto del interné.

Boomp3.com

12 de agosto de 2008

"La cuna de la cultura"

La lengua y la cultura griegas han alunizado irresponsablemente en mi ser. Así se da comienzo, intuyo, al resonante avance de las fuerzas clásicas en mi formación intelectual, avance que no es factible de perecer antes que lo haga ésta. ¿Qué reacción será adecuada a tan brutal acción? Difícil adivinar si corresponderá inclinarse por un semblante de tragedia voluptuosa, o acaso por una expresión de lozana, alocada alegría. El tiempo, incurable testarudo que no puede sino tirar la posta en todo ámbito de la vida humana, sabrá elevar a la respuesta que crea más razonable, o la que (como, vamos a admitirlo de una vez, acaece en algún momento de su práctica a todo juez que se pretenda imparcial) el inefable azar del "cara o ceca" disponga.

Como fastuosa celebración de tan digno acontecimiento, dejo listadas a continuación frases/extractos que, o bien se refieren a la Hélade y sus pintorescos pobladores de antaño, o bien fueron manufacturadas ellas mismas por esos míticos pagos, lejanos geográficamente (la forma más superflua de lejanía), pero acá nomás en cualquier cosa que ose pararse dentro de un rango de algunas millas de algo que suele llamarse la "cultura occidental". Aquí es, entonces, cuando cedo la palabra a otros más merecedores de ella.

Las noches del desierto pueden ser frías, pero aquélla había sido un fuego. Soñé que un río de Tesalia (a cuyas aguas yo había restituido un pez de oro) venía a rescatarme; sobre la roja arena y la negra piedra yo lo oía acercarse; la frescura del aire y el rumor atareado de la lluvia me despertaron. Corrí desnudo a recibirla. Declinaba la noche; bajo las nubes amarillas la tribu, no menos dichosa que yo, se ofrecía a los vívidos aguaceros en una especie de éxtasis. Parecían coribantes a quienes posee la divinidad. Argos, puestos los ojos en la esfera, gemía; raudales le rodaban por la cara; no sólo de agua, sino (después lo supe) de lágrimas. Argos, le grité, Argos.

Entonces, con mansa admiración, como si descubriera una cosa perdida y olvidada hace mucho tiempo, Argos balbuceó estas palabras: Argos, perro de Ulises. Y después, también sin mirarme: Este perro tirado en el estiércol.

Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real. Le pregunté qué sabía de la Odisea. La práctica del griego le era penosa; tuve que repetir la pregunta.

Muy poco, dijo. Menos que el rapsoda más pobre. Ya habrán pasado mil cien años desde que la inventé.


(Jorge Luis Borges, "El inmortal" (2000) en El Aleph, AGEA, Barcelona; págs. 13 y 14)



“Un mal pequeño es un gran bien.” (proverbio griego)

"Mientras el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve." (proverbio griego)

"Las palabras son una medicina para el alma que sufre." (Esquilo)

"Consuélate de soportar las injusticias; la verdadera desgracia consiste en cometerlas." (Pitágoras)

"No sabe hablar quien no sabe callar." (Homero)


Y me despido con una joyita que no encaja con tanta precisión como las anteriores en el tema, pero estoy seguro de que entenderán por qué tuve que ponerla:


“Es aventurado pensar que una coordinación de palabras (otra cosa no son las filosofías) pueda parecerse mucho al universo.” (Jorge Luis Borges)

4 de agosto de 2008

Obertura

La idea, en apariencia, no podría ser más sencilla.
Escribo cosas, las publico, la gente las lee y deja asentado, por medio de comentarios apropiadamente dispuestos a la vista del gran público, qué tan desastrosos, estériles o baladíes le parecieron mis escritos.
He encontrado, no obstante, insalvables dificultades en la concreción del proyecto. Para llevarlo a una ejecución tolerable, hube de requerir el socorro de uno de esos ***grandes*** amigos para arribar a la decisión de darle comienzo, y el de otro de esos ***grandes*** amigos en materias de orden estético/organizativo(1).
No es mi intención cultivar en nadie el hábito del aburrimiento irremediable; nadie está, por ende, en obligación de tipo alguno de leer este pedazo de espacio cibernético.
Pero si finalmente cometen la temeridad de intentarlo, más les vale que les guste lo que leen.

Ahora, en cuanto a formalidades: no suelo frecuentar la puntualidad y no aspiro a la prolijidad, por lo que sugiero, a fines de escapar a decepciones, no guardar esperanzas de actualización constante y esmerada. Cuando encuentre voluntad intelectual para hacerlo, sin embargo, me dedicaré (a grandes rasgos) a asuntos esencial(pretendida)mente literarios. En caso de alergia congénita al mencionado campo, se recomienda abstenerse. Alguna cita de alguien al que admiro (o detesto), textos de mi propia autoría o que haya previamente plagiado de un autor con mayor lucidez, fragmentos de cuentos, son esperables. Poesía, no lo es. Nunca lo será. No mientras yo siga siendo el dueño y señor de mi blog. Adeptos al género, vuestros ofendidos improperios son bienvenidos.

Uno de mis gustos más personales, espero estarán enterados a esta altura, es la música, particularmente la música rock, particularmente la música rock de los '60 y '70, particularmente los Beatles. De modo que se me ocurrió que, por cada post, no sería del todo inoportuno recordar la letra de una u otra canción que, por esas cosas de la vida, me haya parecido interesante de compartir.


¿Algún iluso se pregunta aún por el título del blog? Pues esto tengo para decir:


I'm Only Sleeping (The Beatles - Revolver - 1966)


When I wake up early in the morning
Lift my head, I'm still yawning
When I'm in the middle of a dream
Stay in bed, float up stream (float up stream)
Please, don't wake me, no, don't shake me
Leave me where I am, I'm only sleeping

Everybody seems to think I'm lazy

I don't mind, I think they're crazy
Running everywhere at such a speed
Till they find there's no need
Please don't spoil my day, I'm miles away
And after all I'm only sleeping

Keeping an eye on the world going by my window

Taking my time
Lying there and staring at the ceiling
Waiting for a sleepy feeling
Please don't spoil my day, I'm miles away
And after all I'm only sleeping




(1) Qué capo que soy. Camuflo homenajes entre crueles ataques de palabrería inoperante.